Las gafas de sol se han convertido en uno de los complementos de moda más deseados, hasta el punto de que incluso hay quien las compra sin graduación para lucirlas como accesorio. Lo más habitual es adquirir uno o varios pares de gafas de sol, que siguen causando furor entre los seguidores de tendencias. Pero ahora ya no se centran sólo en el diseño de la montura. La moda también marca el tipo de lente que más se lleva: de espejo, polarizadas, de colores…
Los fabricantes han respondido a esta creciente demanda con una amplia oferta de opciones para satisfacer a los usuarios que, según han detectado los ópticos y los oftalmólogos, con frecuencia anteponen la estética y el precio a los factores que deben primar siempre a la hora de elegir unas gafas de sol, un producto concebido para cuidar la salud y evitar el envejecimiento de los ojos, el deslumbramiento por exceso de luz, que provoca situaciones peligrosas, sobre todo, cuando conducimos.
En España no estamos concienciados de la importancia de usar lentes que no dejen pasar los rayos ultravioleta. Sólo se toman en serio la protección cuando hay una patología. Cuando la intensidad de la luz molesta mucho, la gente sí suele ponerse sombreros o gafas. Pero hay que tener claro que la cantidad y la calidad de la luz son dos cosas distintas. Ocurre lo mismo que con el aire que respiramos o el agua que bebemos: no importa sólo la cantidad sino la calidad.
En los últimos 60 años, la cantidad de luz a la que los humanos estamos expuestos, ha aumentado considerablemente, no sólo porque vivimos más, sino porque hay muchas fuentes de luz que antes no existían. De media, estamos con los ojos abiertos 5.500 horas al año. Sólo descansamos cuando dormimos y parpadeamos. Y cada vez parpadeamos menos: 22 veces por minuto; 9 cuando leemos o miramos una pantalla de ordenador. Por eso, recomendamos parpadear con frecuencia y amplitud. La normativa de la Unión Europea EN 1836:2005+A1:2007 especifica las propiedades físicas (mecánicas y ópticas) de las gafas y los filtros de protección solar contra la radiación, así como los requisitos para los filtros para la observación directa del sol (en los eclipses).
Una lente homologada protege contra la radiación visible y ultravioleta (UV), mientras que la no homologada no sólo no protege, sino que al eliminar parte de la luz visible hace que la pupila se dilate, permitiendo un mayor paso de la radiación UV hacia nuestra retina, dañándola, por lo que es peor llevar una gafa sin filtro que no llevar nada.
La Dra. Sánchez-Ramos y su equipo compraron en un polígono industrial de Madrid gafas que analizaron en su laboratorio, cientos de gafas como las que se venden en mercadillos y bazares, gafas chinas. Su estudio determinó que sólo una de cada 10 gafas analizadas cumplía con la normativa europea vigente. Respecto al filtro de las lentes, el 75% protegía de la radiación ultravioleta y sólo una de cada cinco podía usarse para conducir.
Nosotros pedimos una legislación dura contra este tipo de productos y recomendamos huir de la compras por internet hasta que los usuarios sepan lo que realmente están comprando, el 80% de las gafas que se compran por internet son falsas, son marcas conocidas como Ray Ban, Oakley, Carrera, Armani, etc, marcas a las que están desprestigiando y que ahora mismo están perdiendo cuota de mercado, el llevar estas marcas, al público no le aporta nada, están masificadas y además pueden ser falsas, con lo cual no te diferencias, eres uno más. Os aconsejamos que apostéis por marcas dentro del “canal óptica”, marcas muy técnicas, lentes top U.V, con diseños y materiales innovadores, gafas que aportan clase y estilo, no se las vas a ver a todo el mundo, marcas como Kaleos, Kyme, Master, G-Sevenstar, Mykita, Caroline Abram, Barton Perreira, Révo, Maui Jim, Serengeti, etc, te aportan un plus de calidad.